Las microalgas como fuente de alimento

Hay una relación directamente proporcional entre el consumo de proteínas vegetales y la reducción de consumo de carne. Esto, es algo normal y de esperar, sobre todo si tenemos en cuenta algunas noticias recientes sobre este asunto, por ejemplo, el último informe de la OMS (Organización Mundial de la Salud), en el cual relacionan el consumo de la carne procesada y el cáncer colorrectal. Es algo común hoy en día que todo el mundo, desde veganos, pasando por flexitarianos, hasta omnívoros, estén sustituyendo tanta carne por vegetales.

No es algo desconocido para los humanos el uso de microalgas como fuente de alimento, aunque su explotación comercial ha sido desde hace sólo unas décadas, más concretamente desde principios de los años 50. Este cambio en la mentalidad de la gente sucedió debido al rápido incremento de la población mundial, y la consiguiente preocupación de una posible insuficiencia en el suministro de proteínas. Las microalgas aparecieron entonces como una buena fuente de proteínas y ha continuado así, con un interés añadido debido a los ingredientes bioactivos únicos  encontrados recientemente en estos microorganismos, lo cual les da gran potencial como fuente de alimento y de moléculas funcionales. Además, las proteínas vegetales son especialmente atractivas, porque los consumidores las aceptan mejor que otras conocidas proteínas alternativas, como los insectos.

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Sus defensores dicen que las algas tienen beneficios nutricionales que las hacen destacar. Las microalgas tienen entre un 50 y un 60 por ciento de proteínas, pero a diferencia de muchos productos de soja, donde las proteínas han sido extraídas de la planta, las microalgas son generalmente usadas como un ingrediente en sí mismas, y mantienen más de una proteína. Los nutrientes varían según la clase, pero pueden ser grasas, fibra, vitaminas A, B, C y E; y minerales.

Aunque las microalgas más usadas son la Chlorella y la Spirulina, otras como la Dunaliella, Haematococcus, Schizochytrium, Scenedesmus, Aphanizomenon, Odontella o Porphyridium están ganando aceptación en el mercado de la alimentación sana. Desde el punto de vista del consumidor, lo que hace a estas clases de microalgas especial es, entre otros factores, la mejora del sistema inmunológico en el caso de la Chlorella, la prevención y el tratamiento de las enfermedades del corazón con la Spirulina, precursor de la vitamina A (Dunaliella), anti-inflamatorio (Haematococcus), tratamiento del cerebro y trastornos del corazón (Schizochytrium), etc.

La aceptación en el uso de biomasa de microalgas o biomoléculas extraídas de ella ha desencadenado el desarrollo de productos alimenticios novedosos enriquecidos con microalgas o sus subproductos. Hasta el momento, sin embargo, pocos son los productos que han aparecido en las estanterías de las tiendas europeas y asiáticas; queda, por tanto, muchas oportunidades potenciales en este sector.

Quedan todavía muchos retos por batir, pero las posibilidades que ofrecen las microalgas abren el camino a empresas como Aqualgae, para innovar nuevas soluciones, para así conseguir sistemas de producción de microalgas energética y económicamente efectivos y optimizados para microalgas.